La autoconciencia, en ocasiones conocida como autoconocimiento, es una habilidad socioemocional que se define como el conocimiento claro y la comprensión profunda de nuestras emociones, estados de ánimo, fortalezas, debilidades, necesidades, motivaciones, actitudes, valores y objetivos. Implica la capacidad de monitorear nuestro mundo interior, es decir, nombrar, describir y aceptar nuestros sentimientos de forma constante. Mayer y Stevens (1994) agregan a esta descripción que la autoconciencia es un delicado equilibrio entre cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos ven los demás.
Importancia
Goleman (2004) dice que la autoconciencia es la parte más importante de la inteligencia emocional, y es que es necesaria para poder reconocer cómo nuestras emociones pueden afectarnos a nosotros mismos, a los demás y a nuestro rendimiento, no solo como profesionistas, sino como personas. De este modo, será posible gestionar nuestras reacciones e incluso, usarlas a nuestro favor y en pro de la sociedad.
Otras de las ventajas del autoconocimiento de las que nos habla Goleman son que nos permite ser más creativos, aumentar nuestros niveles de confianza en nuestra persona y nuestras capacidades, nos ayuda a comunicarnos de forma más efectiva y nos vuelve mejores líderes y trabajadores.
La autoconciencia también juega un papel importante en el desarrollo de la autorregulación, ya que nos permite juzgar nuestras reacciones como inapropiadas y modificarlas, esto a su vez, nos ayuda a construir y mantener mejores relaciones con las personas que nos rodean.
De este modo, se concluye que evaluarnos de forma realista y objetiva es importante para afrontar el entorno social y laboral actual, conseguir autorrealizarnos emocionalmente y mejorar tanto nuestras habilidades como aptitudes.
Clasificación de la autoconciencia
Arana (2022) menciona tres elementos que engloban el autoconocimiento;
Un componente cognitivo que abarca el conjunto de percepciones, creencias y opiniones que tiene la persona de sí misma
La autoestima que es el acervo de valoraciones afectivas hacia uno mismo
Un componente conductual que contiene los comportamientos autodirigidos de la persona.
Todas estas percepciones se encuentran condicionadas tanto por factores internos como expertos, por lo que las experiencias personales pueden afectar nuestra autoconciencia de forma positiva o negativa.
Mayer y Stevens (1994) dividen la autoconciencia en dos niveles:
Nivel auto reflexivo consciente en donde no solo estamos al tanto de nuestro estado de ánimo, sino también de nuestros pensamientos sobre ese estado.
Nivel mecánico que regula nuestras reacciones de forma automática.
En el segundo nivel podemos encontrar pensamientos como “No me gusta lo que esta persona está diciendo” y tener reacciones instintivas, mientras que en el primer nivel encontraremos pensamientos como “¿Por qué me estoy sintiendo de este modo? No me gusta esta emoción, debo pensar en positivo para cambiar mi estado de ánimo”. Para estos autores, existen dos tipos de autoconciencia:
La autoconciencia interna que consiste en nuestra percepción de coherencia entre nuestros valores, pasiones y aspiraciones y nuestro entorno de desarrollo, acciones e impacto de estas en los demás. Se vincula directamente con la satisfacción en nuestras relaciones personales y laborales y nos puede generar felicidad y un sentimiento de autorrealización cuando ambas se encuentran en equilibrio; o pueden producir ansiedad, estrés e incluso depresión cuando no lo hacen.
La autoconciencia externa se refiere a cómo nos perciben las demás personas. Nos permite ser más empáticos con los demás y comprender otros puntos de vista.
Un nivel alto de autoconciencia interna no necesariamente implica un nivel alto de autoconciencia externa ni viceversa. Ambos niveles deben ser trabajados de forma integral para desarrollar una autoconciencia adecuada. Mayer y Stevens (1994) describen cuatro arquetipos en relación con los niveles de autoconciencia de las personas.
Conscientes: Aquellos con niveles de autoconciencia interna y externa altos. Estas personas saben quiénes son y qué quieren, buscarán y valorarán la opinión de los demás en pro de mejorar sus habilidades.
Introspectivos: Aquellos con un nivel de autoconciencia interna alto y un nivel de autoconciencia externa bajo. Por lo general saben quiénes son, pero les puede costar cuestionar sus propias opiniones y difícilmente aceptarán retroalimentación de otras personas.
Complacientes: Aquellos con un nivel de autoconciencia externa alto y un nivel de autoconciencia interna bajo. Estas personas se encuentran tan concentradas en conservar las apariencias que en ocasiones olvidan quienes son y lo que realmente es importante para ellas. Están acostumbradas a tomar decisiones que no necesariamente se alinean con su plan de vida.
Buscadores: Aquellos con niveles de autoconciencia interna y externa bajos. Estas personas no saben quiénes son ni cómo los ven los demás, lo cual las puede llevar a sentirse frustración y a generar bajos rendimientos.
¿Cómo mejorar la autoconciencia?
Mayer y Steven (1994) advierten que la introspección no siempre mejora la autoconciencia, esto debido a que muchas veces la introspección no se hace de forma correcta, lo cual puede reforzar ideas equivocadas sobre nosotros mismos y hacernos caer en depresión o en ansiedad. Los autores sugieren que una buena introspección no debe enfocarse en preguntarnos el porqué de nuestros comportamientos y decisiones equivocadas en el pasado, sino en el qué se puede hacer para mejorar y obtener mejores resultados. La pregunta ¿qué? Resultará más empoderadora al momento de buscar efectuar un cambio en nuestro comportamiento y forma de pensar.
Autores como Cabañate et al. (2020) recomiendan la práctica del yoga y del mindfulness para estimular la autoconciencia.
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